7años antes
La madrugada fría de
primavera comenzaba con los relajantes piares de los pájaros. La hierba del
campo se movía al compás del agitar de alas de una mariposa que paso frente al
arrollo. Las rosas y tulipanes parecían decorados con diamantes debido al rocío. El viento soplaba desde el este y ondeaba su
pelo rojizo como el fuego que acariciaba su delicado rostro. Sus finos labios
cantaban una canción.
Tú, caballero con tu montura
negra.
Que cabalgas por el cielo.
En busca de tu princesa.
Que en la torre descansa con
nostalgia…
Cortó una rosa con sus
tijeras de plata y la lanzó al agua. Sus ojos color miel contemplaron como una
mariposa la cual había visto segundos antes se posaba en un pétalo de la flor.
Lanza una rosa marchita al vuelo.
Dulce caballero recógela con
deseo
Que sin sorpresa…
-…ella la aceptara con un
te quiero.
No pareció sorprenderse.
Seguía sentada en el jardín mirando la corriente del arroyo.
-Á llegado una carta para
ti.
Su hermana la dejó a su
lado y por el crujir de la hierba la muchacha dedujo que había vuelto a casa.
No quiso comprobarlo ya que estaba muy cómoda apoyada en aquel robusto árbol.
Con tan solo un te quiero caballero.
Abrirás, todas las puertas del
cielo.
Cogió la carta y
contempló el sello de cera de la apertura. Era una espada en forma de T con una
serpiente en forma de S. Theon Smith
Mí querida Emma:
He estado pensando mucho
en tu hermana y tú estos últimos meses. Por eso debo pediros que vengáis a
Londres con migo. En el sobre tenéis dos pasajes para el barco que os traerá
aquí. En el puerto habrá un carruaje negro esperándoos. Tan solo tenéis que
decir vuestros nombres y ellos os llevaran hasta vuestro nuevo hogar.
Creerme Londres es un lugar con un gran
encanto. Sé que echareis de menos Nueva York pero vuestro
viejo padre está enfermo y quiere pasar lo que le queda de vida con sus
preciosas hijas.
Theon Smith.
Emma se levantó de la
hierba y cogió los pasajes del barco. Entró en la casa de madera del bosque y
cruzó el pequeño pasillo hasta llegar al salón. Le entregó la carta y las
entradas a su hermana que estaba contemplando el fuego de la pequeña chimenea.
-¿Qué es esto Emma?
-Es una carta de padre.
Su hermana cogió la carta
y la leyó en menos de lo que canta un gallo. Después la arrugó y la arrojó al
fuego.
-Ve a tu cuarto y haz las
maletas.
-¿Qué?
-Nos mudamos a Londres-
murmuró.
A la mañana siguiente las dos hermanas estaban contemplando el puerto.
Era una mañana fría y la humedad de la brisa marina hacia que a Emma se le
rizara el pelo bajo su sombrero negro con plumas de cuervo. Su vestido azul
marino con bordados blancos resaltaba su pálida piel. Su hermana vestía un
viejo vestido de su madre, amarillo anaranjado que resaltaba con su sombrero
negro con dos rosas blancas. En sus ojos color caramelo se veía reflejado el
gran barco de vapor que tenían delante.
-Es impresionante.-dijo
para sí misma sin dejar de mirar lo que tenía delante.
-Perdonen señoritas ¿les
ayudo con el equipaje?
Miró hacia su izquierda y vio un joven no mucho más mayor que ella.
Con el pelo despeinado y con un uniforme rojo con hombreras negras. Y una gorra
la cual a Emma le resulto peculiar. Su hermana lo miró de arriba abajo y le
mostro una sonrisa falsa.
-Tenga sumo cuidado con
su contenido, si llega a sufrir algún daño haré que lo pague caro.
El chico tragó saliva y Emma pudo ver en sus ojos verdes la palabra
miedo escrita en mayúsculas. El muchacho cogió temeroso las cuatro maletas y
las subió por la rampilla de madera que unía el barco con el muelle. Emma se
preguntaba por qué su hermana había sido
fría con aquel chico, y por qué necesitaba llevar tres maletas para meter los
pocos vestidos que tenía. Y encontró una respuesta.
-¿Has traído ese estúpido
libro?- masculló enfadada.
-De verdad, ojala
aprendas a valorar más el don con el que has nacido, hermanita.
Le fulminó con la mirada pero no pareció importarle. Emma sabía que
cuando su hermana era cruel no había nadie que la superara, era como su madre.
Subieron por aquella rampa la cual estaba muy alta y al llegar arriba su hermana
fue directa hacia el camarote. Contempló como se alejaba y se alivió.
-La popa es un lugar
precioso en el amanecer, y si te gusta el anochecer, ve a la proa.
La chica se sobresaltó y
miró por encima de su hombro. Era el chico que les había subido las maletas.
-Bueno, teniendo que
soportar a ella yo también querría estar solo.
-Mi hermana es buena
persona solo que no tiene buen día.
La verdad es que desde
que su padre se fue a Londres ella se sentía más sola que nunca.
-Me llamo Tim Serna ¿y
usted?
-Emma, Emma Smith.
Le estrechó la mano pero esté en vez de
estrechársela la cogió delicadamente y la besó. La chica se sorprendió, nunca
antes se había presentado así con nadie.
-Encantado, pero ahora
debo ir a trabajar, no podemos quedarnos en tierra si queremos ir a Londres.
Se dio la vuelta y camino hasta entrar por una puerta en la que se leía “Solo
empleados”. La chica suspiró y se sentó en la popa como le había dicho Tim. Era
cierto, se veía el cielo pintado de morado, naranja y azul. Un humo sucio empezó a elevarse hacia arriba.
No había ni una sola nube a la vista. Una multitud de personas se despedían de
sus seres queridos con pequeños pañuelos de color blanco. Miró a través de la
barandilla, olas se movían tranquilas,
el agua brillaba con el sol, y hacia que el reflejo se viera naranja. Levantó
la cabeza, ahora las personas eran pequeñas manchas de colores que se
dispersaban para volver a casa. Contempló como se alejaba de su hogar, de su
casa, de su pasado. Una cálida lágrima bajó por su mejilla. Odiaba llorar, se
quitó la diminuta lágrima con la manga de
su vestido y miró de nuevo hacia el agua, pero esta vez se fijó en el
movimiento de las olas, en su color, en la brisa y el sol. Pronunciando así las
palabras <<Ritz aqua ret bona>> levantó los brazos y varios
delfines salieron a la superficie, delfines de agua cristalina que brillaba
como miles de diamantes gracias al sol, jugando y mezclándose con la espuma que
dejaba el barco a su paso. Se apoyó sobre la barandilla con ambos brazos y
comenzó a cantar.
Marinero de agua dulce.
Sigue tu sueño de cabalgar sobre el
océano.
Oh pequeño tripulante
Contempla los delfines saltar en el
horizonte
Donde más haya, de la tormenta y el largo
viaje
Solo hay aventura
Y ganas de vivir.